Precios basura del Certificado Energético. ¿Hasta dónde vamos a llegar?
En la últimas fechas se está desatando una auténtica guerra de precios por la emisión del certificado energético que debe de encauzarse. Los responsables de esta iniciativa del Ministerio de Economía y Competitividad han afirmado que esta medida, que entró en vigor en junio de 2013 y es obligatoria para todos los inmuebles que se vendan o alquilen, sienta una base común de referencia del comportamiento energético de una vivienda, a partir de la cual los potenciales propietarios o inquilinos pueden realizar sus comparativas de eficiencia energética entre las diferentes alternativas que valoren.
En el futuro próximo la información que aporta el citado certificado será un requisito principal a tener en cuenta a la hora de la compra o alquiler de una vivienda, de forma que sea un instrumento que ayude a crear una cultura de la eficiencia energética en el sector de la edificación.
Dinamización del sector de la construcción
Respecto a cómo incide la obligatoriedad de que las viviendas en venta o alquiler dispongan de certificado de eficiencia energética; debería ser uno de los aspectos que permitiese la dinamización del sector de la construcción, al cual la actual coyuntura de crisis ha golpeado de manera importantísima.
Deberíamos aprovechar las oportunidades que se abren con las recomendaciones de mejora que acompañan a cada certificado energético de viviendas, a través de aquellos propietarios interesados en aumentar el atractivo de la misma mediante una mejora de su calificación energética.
Respecto a cómo está funcionando la medida, aún quedan muchos aspectos por mejorar como pueden ser los propios mecanismos de control que garanticen la veracidad de los certificados energéticos, el conocimiento por parte de vendedores o arrendadores de su obligatoriedad, entre otros.
En cuanto a la incorporación de los criterios de eficiencia energética en el sector de la construcción y la rehabilitación, observamos que se trata de algo básico que debería estar ya incorporado al desarrollo de su actividad cotidiana, ya que la normativa evolucionará cada vez hacia criterios más restrictivos y quien no se suba a este carro, se quedará fuera del mercado. De modo que de no realizar dicha apuesta, sería remar a contracorriente.